Siempre he estado escribiendo música. Cuando, de niño, jugaba Dungeons & Dragons con amigos, imaginaba una banda sonora que acompañaba a cada personaje, cada acción, cada escena.
Más tarde, ya durante los estudios de composición, me habría dado cuenta de que mi imaginación musical siempre tomaba forma del mundo fantástico que me rodea. Fantástico en el sentido de que cada momento de la existencia, con sus colores claros y oscuros, tiene un acompañamiento musical inevitable en la imaginación.
El mundo de los Elfos, los Fantásticos Carros, las Máscaras, Pinocho pero también los pequeños ritos de la vida cotidiana como el tic-tac de los relojes, los sueños y el encantamiento de la montaña. Me gusta volar (los que me conocen saben que me apasiona mucho volar) entre los diferentes mundos que me rodean. Por eso, incluso en la música quería ver con mis propios ojos el mundo que ven los profesores de orquesta (más de treinta años de orquesta en el Teatro alla Scala), el que se ve desde el podio del director y el del compositor.
Me gusta combinar la música con los dibujos de la vida. El Maestro Ennio Morricone me invitó a conocer el mundo también desde el lado de los compositores de bandas sonoras y, a mi manera, acepté la invitación. Mi "Carro Fantástico" se representó en el Teatro alla Scala, una experiencia extraordinaria.
Escribí mucho para la orquesta sinfónica y sus colores siguen siendo indispensables para mí. Pero mi Mac y Logic Pro recopilan muchas de mis improvisaciones. Desde hace unos años me acerco cada vez más a una paleta donde se encuentran los colores orquestales y las muestras digitales.
Dungeons & Dragons vuelve a mi imaginación, y esa idea de crear bandas sonoras que acompañen las historias de dragones, enanos y semielfos se está gestando en mi imaginación musical. ¡Mi Mac ya está lleno de ideas!